24 de marzo de 2017

Este soy yo


Este soy yo. Más añejado. Con exceso de vello facial y algunas arrugas que no me sientan tan mal. Con canas discretas. Con alopecia beligerante. Este es un yo cansado, agotado. Harto. Fuerte. Perenne, como los pinos que anidan todo el litoral de mi tierra (de la que soy, no la que poseo que es ninguna). Este soy yo en una gama de azules y amarillos Van Goghnianos. Loco. Ido de la cabeza. Vuelto con mis propios pies. Hastiado de la sociedad, de la gente. Despeinado. Alborotado. Irregular. Este soy yo. Paciente. Moldeable. Mutable. Y contra mi voluntad, explotable. Soy este borrón de trazos que se confunden con los claroscuros de mi persona. Una paleta de antagonías liberadas, muriéndose en agonía de una libertad sin un fin concreto. Este soy yo. El que escribe estas líneas. El que retrocede sobre ellas y las vuelve a pisar. El que se ve y no se reconoce porque hace mucho que sus palabras ya no le reflejan, por el polvo depositado sobre ellas. Este soy yo, intentado ser de nuevo. Yo.

[Por lo general siempre he huido de mostrarme en primerísima persona de esta manera, sin un motivo que lo justificara. Pero ahora no hay justificación, ni excusas. Ahora es porque sí].

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