20 de octubre de 2008

Atrapado fuera

Hoy volví a sentir la soledad sobre mis sienes. Como una losa de frío hielo que según se derrite me vuelve parte de ella, atrapándome, volviéndose a helar. Ese vacío y gélido artificio. Desoladora caída libre sin paracaídas ni árboles ni nieve que frene el impacto, sólo carne y nada. La pieza, el hueco de la pieza que hay en mí, se rompió antes de nacer, no hay recambios ni trueque engañoso que pueda valer, sólo el vacío eterno de algo no eterno. Vagaré errante sobre la tierra, descubriré lo que hemos olvidado y viviré las cosas que simplemente imaginé sin saber qué eran. Despertaré nuevos días como si del último fueran, por que más me valdría que así fuese, porque cuesta más cargar con lo que no se tiene que con lo que sabes que puedes. Y beberé de exóticos labios con la tranquilidad de saber que no serán jamás para mi. Me haré amigo de la soledad para que nuestra amargura sea menos una, y así quien sabe quizá algún día, la pueda engañar…

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