28 de octubre de 2008

el sacro espectador

26 de octubre de 2008

Los derechos



Ando metido en un proyecto sobre los derechos de la mujer, algo bastante gordo para alguien como yo, pero me estoy volcando. De todo lo que he visto, lo de arriba es lo que más me ha llegado pese a que es muy americano.

Pronto soltaré más información.

20 de octubre de 2008

Atrapado fuera

Hoy volví a sentir la soledad sobre mis sienes. Como una losa de frío hielo que según se derrite me vuelve parte de ella, atrapándome, volviéndose a helar. Ese vacío y gélido artificio. Desoladora caída libre sin paracaídas ni árboles ni nieve que frene el impacto, sólo carne y nada. La pieza, el hueco de la pieza que hay en mí, se rompió antes de nacer, no hay recambios ni trueque engañoso que pueda valer, sólo el vacío eterno de algo no eterno. Vagaré errante sobre la tierra, descubriré lo que hemos olvidado y viviré las cosas que simplemente imaginé sin saber qué eran. Despertaré nuevos días como si del último fueran, por que más me valdría que así fuese, porque cuesta más cargar con lo que no se tiene que con lo que sabes que puedes. Y beberé de exóticos labios con la tranquilidad de saber que no serán jamás para mi. Me haré amigo de la soledad para que nuestra amargura sea menos una, y así quien sabe quizá algún día, la pueda engañar…

Libre dentro

Hoy volví a sentir la soledad sobre mis sienes. Ese vacío y gélido artificio. Ha aprisionado mi corazón sin darme cuenta y soy cautivo, es cautivo. No valga plan que urda que no sea una burda ilusión de liberarme. Esperaré que me vuelva ceniciento, y cuando ya no le resulte interesante me liberaré sabiendo que el último minuto es siempre el más intenso.

15 de octubre de 2008

Azulclarocasirosa

Azulclarocasirosa

Fermín, siempre, desde pequeño había soñado con viajar a su planeta natal, donde todos son como él, de color azul pálido y enormes ojos oscuros. No entendía porqué le habían puesto el nombre de su abuelo, si no se parecía en nada a su abuelo. Deberían haberle puesto entonces un nombre propiamente propio, que no tuviera nadie que fuera rosa.

Su rareza le había convertido tempranamente en actor de cientos de spots televisivos, más tempranamente aún en sujeto de cientos de experimentos científicos, también fué niño traumatizado en el colegio y bicho raro en cualquier lugar al que iba. Incomprendido de nacimiento.

Pese a una infancia tan ingrata, Fermín salió adelante, y a sus cuarenta años el "hombre turquesa" poseía ya fama mundial, todo tipo de merchandising, una marca de ropa, una cadena de supermercados de electrodomésticos, había liderado su propio movimiento político, y ahora, por fin tenía su propia película.

Habían invertido tres largos años en rodar y montar el largometraje, se preveía un bombazo. Habían empapelado la ciudad de carteles en los que salía guapo y emitido hasta la saciedad los trailer que prometían la agridulce historia de ser azul en un mundo rosa. Por fin Fermín iba a ser lo famoso que merecía, iba a tener su propio oscar para resarcirse de tanta incomprensión.

Era la noche del estreno, Fermín se había puesto su traje de chaqueta. Ya le parecía escuchar los aplausos, sonreía frente al espejo, atisbó una micra de felicidad azul, preveía sentir más durante el cóctel de después de la proyección, volvió a recitar de memoria las palabras que tenía preparadas para Eva. Corrió una lágrima azul por su mejilla azul.

Salió de casa a coger un taxi, fuera diluviaba, cogió aire antes de salir del portal, como si la lluvia fuera mar y él fuera a bucear. Al levantar la mano para llamar al taxi se dio cuenta de que la lluvia caía azul a través de ella. Abrió aún más sus ya enormes ojos negros, el color rosado de su mano, se miró la otra, igual. En el suelo se formaba un charco turquesa con la misma forma que tienen los charcos de sangre en las novelas policíacas. Corrió a mirarse al retrovisor de un coche que estaba aparcado. Cuando por fin se lo pudo creer sopesó esconderse dentro de una alcantarilla para siempre, no, un taxi, y cuando avistó uno se puso delante sin darle tiempo a frenar.

Texto de Inés Sanchez Nadal
(o lo que viene siendo un Crossover).