25 de junio de 2006

Utopías

Retomando de nuevo la vida, ¿o a caso abandonándola? En la distancia de lo que no considero mi hogar lo extraño estando en mi cuna. Se me queda pequeña, mis pies tocan los barrotes y mis rodillas se doblegan. La almohada ha perdido los sueños de niño. Y por encima mío ya no hay estrellas brillantes girando en mis insomnitas y oscuras noches. Mi casa no reside en esta tierra; no sé si la perdí en el mapa o si se la di a alguien que la necesitara más que yo (probablemente; el eterno altruista) el caso es que ahora me vendría bien. Parar, pensar, curar mis heridas (que son unas cuantas) y dormir sin sueños y despertar en uno que empiece con indiferentes gorriones piándome al renacer. Pero qué importa, si ya no tengo ese lugar. Vagabundo dice Martín Buscaglia. Eso soy; aunque no sepa ni quién soy ni de donde vengo ni hacia donde voy. Por ahora creo que imitaré a la naturaleza y seré como un caracol. Pero en vez de arrastrar mi casa, la cargaré en mi corazón y que me espere quien me quiera esperar.

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